PEDRO JUAN CABALLERO: Cristina Paredes, madre del recién nacido cuya situación de salud requirió una intervención urgente de la Defensoría Pública, en una entrevista exclusiva con Radio Imperio, aseguró haber seguido un estricto control prenatal y manifestó su frustración con la atención recibida en los días previos al parto.
Según la misma, su embarazo fue controlado en el Hospital de barrio Obrero por la Dra. Elena Oviedo, y cuenta con todos los análisis, ecografías y estudios correspondientes. La madre relató que el 17 de junio, con 38 semanas de gestación, comenzó a sentir dolores. Acudió al Hospital Regional donde le informaron que todo estaba bien, que el dolor se debía a que el bebé ya estaba encajado, y la enviaron de regreso a su casa en Chiriguelo.
Tras esta consulta, Cristina Paredes visitó a su médica particular, quien le indicó que tenía tiempo hasta el 27 de junio. Si para esa fecha no sentía más dolores, debía acudir al Hospital Regional para una evaluación. Así lo hizo al completar las 39 semanas, pero nuevamente le informaron que aún no había iniciado el trabajo de parto, que se encontraba bien, y la enviaron de vuelta a casa, entregándole los estudios que confirmaban su estado.
La situación se complicó ayer miércoles, 2 de julio, cuando a las 8:00 de la mañana, volvió a experimentar fuertes dolores. Esperó hasta las 13:00 horas para dirigirse al hospital. La doctora que la atendió la derivó al Hospital San Lucas para una ecografía vaginal, un estudio que le costó G. 350.000. Al regresar al hospital, su doctora ya no se encontraba, y fue atendida por un médico «rubio de ojos claros».
Este último, tras revisarla, le aseguró que ella y el bebé estaban bien, que aún no había entrado en trabajo de parto, y le aconsejó ir a su casa a relajarse y regresar el sábado (5). Cristina enfatizó que, debido a los intensos dolores, no podía trasladarse en motocicleta. «Sabía bien mi fecha, del 10 al 27 me había marcado mi doctora», afirmó, subrayando su certeza sobre la fecha de parto. A pesar de su insistencia y evidente malestar, le indicaron que si quería podía quedarse, y que el sábado, es decir, pasado mañana, dos días después, le «iban a sacar el bebé».
Actualmente, el recién nacido aún no ha sido trasladado al sanatorio privado, ya que se espera que su estado se estabilice antes de la movilización. La madre espera que este incidente impulse una revisión de los protocolos de atención en los centros de salud locales.